Vos si que te vas al cielo

Era una extraña noche de otoño y digo extraña porque a pesar de que los arboles perdían sus hojas el clima era veraniego. El cielo nublado, y el pronóstico del tiempo, anunciaban una pronta tormenta. El ruido de las hojas secas se confundía con pasos en la galería y sintió miedo, pero eran los mismos miedos de siempre, los miedos que ella relacionaba con su falta de fe, por eso rezo, rezo como cada vez que sentía miedo, un padre nuestro y tres aves marías los consideraba necesarios como para aplacar un poco sus temores. Esta vez sabia que no se irían ni rezando el rosario completo, por suerte llego el enfermero  a suministrarle  su medicación, Zolof, Risperidona y Tegretol, las tomo y se sintió aliviada, pensó que le harían el mismo efecto si fueran un placebo.
Se recostó en su cama y volvió a recordar…



¡Que manera de llorar la de aquel día!, tan en vano, fue todo tan efímero y ¿para que? Si al final acabo como crónica de una muerte anunciada.
Habían estado varios años juntos, desde chicos y por supuesto ella lo amaba, y el también decía amarla pero ya estaba harta de esa vida de sexo, droga y rock & roll.
Entonces aquel dia le pidió que se internasen juntos, que se rehabiliten y el la echo, la echo como se echa un perro o aun peor. Después de esa pelea se tuvo que volver cuarenta cuadras caminando hasta su casa, cuarenta cuadras llorando…
Al dia siguiente volvió, frente a la parada del 99 compro un shot gigante, cuando llego a su casa estaban colocando unas rejas en las ventanas, habían entrado a robar la noche anterior, otra vez volvió a echarla y ahí decidió internarse sola.
A los pocos meses, ya desintoxicada, tuvo un sueño con el, pero no le dio mucha importancia.
Cuando volvió a su casa pensó en ir a buscarlo pero no le dio acción a sus intenciones, de noche escuchaba el ruido tortuoso de la CR 80 (o creía escucharlo).
En la despedida de soltero de Leandro, su primo, se entero que había muerto. Era sabido que si seguía ese camino en cualquier momento se la daría, o se moría de una sobredosis, o fallecía por pegarse un palo en moto. Bueno, esto estuvo combinado, pensó, por ir a buscarla termino estampado contra un colectivo 7 cerca de la villa del Bajo Flores.
Desde aquel día no la volví a ver, me dijeron que enloqueció, dicen que todos los días de 9 a 18 se sube a la escalera del nicho 49 del Cementerio de Chacarita.

Comentarios

  1. Gracias por visitar mi blog y permitir que te conociera. Muy buen relato. Me quedo acá, eh? No dejes de salar.

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